Tengo un alma xenófila, ya que viví en el extranjero, y me encanta seguir perfiles internacionales, especialmente americanos. Me gusta que me inspiren, para luego reinterpretar a mi manera sus recetas y contarlas en mi día a día.
Desde siempre, para mí la cocina ha sido la habitación principal de mi casa, tanto en la casa en la que vivía cuando era niña, como en las casas en las que viví de adulta. Cuando era pequeña, estudiaba en la cocina mientras mi madre cocinaba. Durante mis pausas, me gustaba ayudarla. De esta forma, poco a poco, aprendí a cocinar, mirando lo que hacía mi madre y preparando tartas para el desayuno.
Poder aprovechar de una superficie hermosa, pero al mismo tiempo funcional. Cuando se habla de diseño, la estética no se corresponde siempre con la funcionalidad. Presto gran atención a los detalles y a la estética, pero al mismo tiempo valoro la funcionalidad. Pienso siempre en lo que vendrá después y en la cocina este “después” son la limpieza, la manutención y el deterioro. Poder tener una cocina encantadora, pero que puedo usar y vivir sin tener miedo a arruinarla es la manera mejor de gozarla.
Prácticas.
Poder elegir. Poder diseñar y crear mi cocina según mis propias exigencias y costumbres, para vivirla y gozarla. Para cocinar, claro, pero también para sentarse, tomar un café y charlar un poco.