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El Feng Shui en la cocina: la energía del Qi

2018-02-12 Podemos renunciar a pronunciarlo correctamente, total es fácil equivocarse. Pero no debemos renunciar a sus enseñanza. El Feng Shui es un antiguo arte chino basado en la geomancia que nos indica cómo organizar el entorno en el que vivimos para lograr armonía y salud para el cuerpo, la mente y el alma.
La cocina es uno de los espacios más importantes de nuestra casa. Y probablemente de nuestra vida. No solo es el laboratorio donde preparamos nuestros alimentos, sino que a menudo es el sito donde los compartimos. Por eso tiene que ser un lugar positivo. Como los alimentos que decidimos servir a la mesa.
El Feng Shui es una disciplina que enseña a sentir la energía primaria de los lugares, denominada “Qi”, y a buscar el equilibrio con la energía tanto del universo como de las personas que establecen una relación con esos lugares. De hecho cada uno de nosotros tiene un cierto tipo de energía – determinado por la fecha de nacimiento – que se corresponde a uno de estos cinco elementos: Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua.
El Qi, contemplado en el Feng Shui como un flujo de agua que entra por la puerta de casa y sale por las ventanas, o como el humo de incienso, es el soplo vital che ha plasmado y creado todas las formas existentes en el universo. Fluye y constituye todo lo que nos rodea, incluidos nosotros mismos.
«Lo ideal sería aplicar el Feng Shui en la fase inicial al planear una casa, empezando por el lugar adecuado en el que construirla desde el punto de vista energético, con la orientación correcta respecto a los puntos cardinales», sostienen los arquitectos Barbara Ghidini y Paolo Brighetti, fundadores de Parma Feng Shui, sede de la Academia italiana de arquitectura Feng Shui en la ciudad emiliana. Desde 2012 asesoran a sus clientes para conseguir el equilibrio energético de su vivienda, además de ofrecer actividades de proyectación, diseño de interiores, formación y divulgación cultural.
«Igualmente en el caso de la cocina, lo mejor sería intervenir antes de tener restricciones, es decir, los desagües, la instalación de la luz y del gas, porque resulta más complicado y caro modificar la configuración inicial».
En una cocina, la funcionalidad siempre debe combinarse con una buena circulación de la energía natural presente en el espacio. «El Qi tiene que nutrir todos los espacios y llegar a todas las habitaciones, por lo que hay que evitar zonas donde la energía pueda estancarse u otras donde en cambio pueda acelerar, ya que ambas resultan nocivas. Basándonos en este concepto, los lugares en los que más tiempo pasamos en casa, como en la cocina, no deben tener estancamientos ni flujos acelerados del Qi».
En la calidad de un plato, que en el Feng Shui simboliza prosperidad, también «influye, para la tradición china, el Qi de quien lo prepara, el Qi de proveniencia y de la cadena de producción de sus ingredientes y el Qi del material en el que se ha cocinado».
En la próxima publicación entenderemos lo que simboliza la cocina en el Feng Shui.

Según el antiguo arte chino de la gemomancia, el espacio de la casa en el que preparamos y compartimos la comida tiene una energía Yang conectada al fuego, pero también es el espacio de la madre, es decir, del Yin por excelencia.

En nuestro fuero interno ya lo sabemos. Y el Feng Shui, el antiguo arte chino que promueve el bienestar doméstico, nos lo confirma: la cocina es el alma de la casa.
Es el lugar donde durante el día se pasa más tiempo, ya que a menudo es un ambiente único con el comedor. «Precisamente por eso - explican los arquitectos Barbara Ghidini y Paolo Brighetti, asesores de Feng Shui – en la cocina debería estar asegurado el equilibrio energético, para no generar sensaciones incómodas en quien la vive. Debe estar equilibrada respecto a la casa y respecto al elemento energético [Madera, Fuego, Tierra, Metal o Agua, n.d.r.] al que pertenece la persona que cocina».
Hoy en día, a ser sinceros este ambiente ha perdido en parte su encanto, hasta ser relegado a una minicocina, a una barra tipo bar” para almuerzos al vuelo, o como espacio elegante que se vive solo en ciertas situaciones u ocasiones de fiesta.
«El modelo de cocina que ha predominado en las últimas décadas corresponde al estilo de vida de los años 80 del siglo pasado. Siempre a toda velocidad, con prisas, hiperproductivos… Nuestras cocinas a menudo son “frías”, o dan esa sensación por la presencia de tanto acero y de colores como el blanco. Son asépticas, desangeladas, impersonales».
En el Feng Shui la cocina tiene energía Yang por excelencia, y con dicho término se refiere al principio masculino del universo, todo lo que está conectado con el crecimiento, con el sol, con la extroversión; mientras que el Yin es el principio femenino, relacionado con la noche, con la introspección y con el frío.
«Como la cocina tiene fuegos y horno para la transformación de los alimentos, está vinculada con el Fuego como elemento, pero al contar también con un fregadero para lavar los alimentos y los platos, es un ambiente que también se conecta con el elemento Agua. Además, al ser el espacio en el que se reúne la familia para comer y cenar juntos, es el lugar que nutre dicha familia y esto la enlaza también al elemento Tierra, que es el apoyo vital asociado al arquetipo femenino por excelencia: la madre».
La cocina debería estar orientada «en dirección sur, que simbólicamente indica la pasión por la comida o sureste, que representa la creatividad y la inspiración».
La cocina es un lugar reservado y «la puerta de esta habitación nunca debería estar posicionada frente a la puerta de entrada, y por la misma regla de tres nunca se debería entrar en una casa directamente por la cocina: el Qi, la energía primaria del universo, resulta demasiado fuerte si la cocina está expuesta así a la entrada y no es lo ideal».
La cocina tampoco no debería mirar hacia el baño. «No solo porque éste se asocia al elemento Agua y la cocina al Fuego, sino también porque el baño es una zona “impura” y de dispersión energética mientras que la cocina es una zona limpia en la que la energía se acumula».
Veamos cómo decorar nuestra cocina con el Feng Shui.

Si lo que queremos es equilibrar el espacio en el que cocinamos con la energía del universo y con la nuestra propia, la antigua sabiduría china nos echa un cable. Veamos cuáles son los colores y formas que debemos elegir, cómo disponer los electrodomésticos y donde colocar la mesa

¿Quién no sabe cómo son ciertas cocinas que parecen quirófanos impolutos? ¿Y las que están atiborradas de muebles antiguos de la abuela, desordenadas a tal punto que te dan dolor de cabeza? Pues bien, son ejemplos que no se deben imitar. La cocina debe ser funcional pero llena de vida. Cálida y alegre, no oprimente y desordenada.
Esto es lo que aconseja el Feng Shui, el antiguo arte chino que a través de la organización del espacio nos enseña a aportar equilibrio y armonía al flujo de energías naturales presentes en nuestro entorno, creando un efecto benéfico en nuestra vida.
Empecemos por los materiales. «Lo ideal sería utilizar la madera natural, porque armoniza los dos elementos Agua y Fuego, representados por el fregadero y el frigorífico y por los fuegos y el horno, pero se pueden usar también otros materiales: lo importante es que no estén desequilibrados», afirman los arquitectos Barbara Ghidini y Paolo Brighetti, asesores de Feng Shui.
Los colores se deberían elegir entre los relacionados con los dos elementos predominantes en la cocina: el Fuego, y por ser el lugar en el que se nutre la familia la Tierra. «Sí a los colores cálidos como el rojo, el naranja y el amarillo, que estimulan el apetito (aunque el rojo puede provocar ansiedad), y a los colores “tierra” como el ocre, el beis, el avellana, y el verde, que es un color relajante porque se relaciona con la naturaleza y que reduce el apetito».
En cuanto a las formas, vía libre a las formas regulares, pero sin puntas, que para el Feng Shui son negativas (por ejemplo es una idea pésima colgar los cuchillos), y sí a las formas redondeadas. «La mesa sería preferible que fuese redonda o bien rectangular o cuadrada pero con las esquinas redondeadas».
Como el fregadero y el frigorífico tienen energía Yin (femenina), mientras que los fuegos y el horno tienen energía Yang (masculina), hay que establecer la posición adecuada para ambos sin que entren en conflicto. «No deben estar uno junto al otro, sino a cierta distancia. Pero tampoco enfrente porque chocan. La posición perfecta es en ángulo, y nunca intercalándose, como por ejemplo fregadero, fuegos y frigorífico, ni uno encima del otro como el horno encima o debajo del frigorífico». ¿El motivo? «El enfrentamiento entre el Yin y el Yang puede desencadenar peleas o desacuerdos entre los miembros de la familia». Pues mejor evitarlo.
Quien esté cocinando en los fuegos no debería encontrarse en la línea entre la puerta y la ventana, ni dar la espalda a la puerta, porque son posiciones que desestabilizan. De la misma forma la mesa de la cocina tendría que estar ligeramente desplazada respecto a la corriente entre la puerta y la ventana. «También conviene evitar las islas centrales porque en el Feng Shui el centro de las habitaciones debe dejarse libre para permitir la circulación del Qi, la energía primaria del universo».
La cocina tiene que estar bien ventilada e iluminada. «El fregadero enfrente de la ventana es una buena elección, pero en cambio se considera negativo tener los fuegos bajo la ventana: el viento o bien apaga el fuego o lo alimenta».
Un último consejo: a pesar de que como en toda disciplina oriental la mejor tendencia es el equilibrio, conviene que la despensa y el frigorífico no se ajusten a esta norma. Mejor que estén repletos de comida porque esto es de buen augurio.

Mariagrazia Villa

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