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La evolución de la cocina: SapienStone está ya en el futuro

2018-08-03

La evolución de la sociedad y de la cocina han conocido un recorrido paralelo.
Desde los albores de la vida del hombre carnívoro y del descubrimiento del fuego, dedicar un espacio a la preparación de los alimentos ha sido una necesidad natural y primaria, al igual que realizar una serie de utensilios con diferentes funciones que facilitaran la cocción, la conservación y la manipulación de los alimentos.
 
En la época romana, la cocina estaba dotada de espacios pensados para la conservación de los alimentos, muebles para guardar las cacerolas, superficies de cocción con quemadores de brasas y superficies de trabajo y estaba en las zonas más periféricas de la casa para que los humos y olores no impregnasen los otros espacios domésticos. En las viviendas de las capas más acomodadas era un lugar en que estaba la servidumbre y ello continuó durante todo el Medioevo: las grandes cocinas de los castillos y palacios se asemejaban a grandes laboratorios en los que se preparaban los platos para los numerosos invitados a los suntuosos banquetes de los señores y estaban dotadas de inmensos hogares con trípodes en los que se apoyaban las grandes cacerolas de cobre, hierro o latón. La estancia estaba dedicada exclusivamente a la cocción de los alimentos, mientras que las comidas se consumían en otras estancias.
 
Los cambios económicos y sociales entre los siglos XVIII y XIX
 
Con los cambios económicos y sociales que se producen a caballo entre los siglos XVIII y XIX y que conllevan una mejora de los ingresos de las clases bajas y medias, también las casas de las personas corrientes empiezan a prever espacios para la cocción y la conservación de los alimentos. Al principio se trata de espacios estrechos y reducidos, pero, más adelante, estas estancias se amplían, pasando a estar entre las más importantes de la casa.
Así, se empiezan a comercializar los primeros “muebles de cocina” que, bajo las placas, disponen de un contenedor para reponer la leña o el carbón que va a quemarse. Más tarde, estos muebles serían adaptados al uso del gas.
 
En el siglo XIX la estructura social cambia gradualmente y la cocina ya no es un ambiente de trabajo para la servidumbre, sino el reino de la ama de casa. Esto abre la reflexión sobre una serie de aspectos sociológicos, psicológicos y políticos que revisan la posición de la mujer en la sociedad, también en sintonía con los primeros movimientos feministas iniciados en la segunda mitad del siglo anterior en Europa.
 
El diseño racional caracteriza las nuevas cocinas
 
Dentro de este clima de pensamiento y de revalorización de las posiciones sociales debidos al hecho de que la mujer debe gestionar la casa sola y sin servidumbre, Catherine Beecher se dedica a diseñar una cocina racional, inspirándose en las cocinas diseñadas para los barcos e identificando un modelo de referencia.
La cocina propuesta por Beecher responde a una necesidad sentida en primera persona y compartida por las mujeres burguesas como ella. Introduce los principios ergonómicos en base a los cuales la estancia dedicada a la cocción de las comidas debe ser realizada atribuyendo funciones específicas a cada una de las áreas e indicando cómo almacenar objetos y alimentos.
 
Después de Beecher, Christine Frederick, entre 1915 y 1922, lleva a cabo un análisis en profundidad del trabajo que se desarrolla en la cocina. Los llamados “estudios del hilo” le permiten medir las distancias recorridas por una ama de casa dentro de la cocina: ata a una mujer un hilo que se desenrolla en base a sus desplazamientos y de ello resulta una compleja trama. Esto le permite identificar la distribución más funcional de los muebles dentro de la estancia.
 
Su libro “Household Engineering; Scientific Management in the Home” inspira a Margarete Schütte-Lihotzky, la cual, en torno a los años treinta, realiza la famosa “Frankfurter Küche”, cuyas ergonomía y funcionalidad se han convertido en el arquetipo de las cocinas modulares actuales.
Caracterizada por la extremada racionalización de los espacios, por la forma en “U”, que permite tener todo a mano, por la continuidad de las encimeras, por la luminosidad en las áreas trabajo, por los materiales resistentes y duraderos y por una disposición pensada para reducir los trayectos desde una posición a otra, la cocina de Fráncfort es el primer verdadero proyecto en el que la ingeniería se aplica al mobiliario y se convierte en el principio de inspiración para repensar el mobiliario de cocina.
 

Con el paso del tiempo, el mobiliario de cocina ejerce cada vez más un papel fundamental en la vida cotidiana, contribuyendo al bienestar de las personas. La mujer asume un rol cada vez más dinámico, con una creciente ocupación fuera del hogar, que conlleva la necesidad de optimizar el tiempo destinado a las labores de la casa. Por consiguiente, opta por invertir en mobiliario y electrodomésticos eficaces que le ayuden a llevar a cabo las actividades domésticas más fácilmente. A ello contribuye también el gran aumento de los costes de disponer de personal de servicio.
 
Así, la cocina se convierte en un espacio en el que el ama de casa es protagonista y empieza a sentir la necesidad de desarrollar sus actividades en un espacio confortable y acogedor. En este momento, entra en juego la estética: además de ser funcional y ergonómica, una cocina debe ser bonita y comunicar el gusto personal de quien la ha elegido.

La cocina adquiere un papel central en la vivienda y se abre a otras funciones que van más allá de la mera preparación de los alimentos: un espacio de socialización, de intimidad, de intercambio, que se enlaza con la zona de estar, comunicándose con la misma mediante complementos de mobiliario que ponen en diálogo las dos áreas entre sí.

De los materiales cada vez más eficaces y duraderos a las soluciones más ingeniosas para aprovechar los espacios, de las aberturas más cómodas a los estudios cada vez más rigurosos de las áreas de trabajo, hoy el diseño de una cocina es realmente fruto de profundas investigaciones acerca de las necesidades del consumidor final y de sus comportamientos cotidianos.
 
El objetivo de las empresas productoras es ofrecer un producto hecho a medida para cada necesidad y que conjugue una gran funcionalidad con un diseño atractivo adecuado a todos los gustos.

SapienStone responde a las necesidades de estética y funcionalidad
 
Los productos SapienStone combinan a la perfección estética y funcionalidad, que hoy son aspectos esenciales en toda elección de mobiliario y otros elementos.
Siguiendo la estela de la evolución que ha conocido el mobiliario de cocina, la encimera
SapienStone responde, con gran eficacia, a diversos requisitos.
 
Ante todo, a las necesidades de durabilidad y funcionalidad: el gres porcelánico SapienStone es completamente no absorbente, resistente a las altas temperaturas, a los arañazos y a los productos corrosivos. El mantenimiento es rápido y fácil: basta utilizar un paño húmedo, en caso necesario con un desengrasante, y, con gran facilidad, se puede limpiar, mediante pocos movimientos, una superficie continua, garantizando la máxima higiene.
 

Pero a estas características técnicas que facilitan la vida en la cocina, SapienStone une una investigación estética gracias a la cual puede crear superficies sin solución de continuidad que reproducen diferentes materiales, como el mármol, el cemento y las piedras naturales. Las diecinueve texturas de la colección permiten decorar cocinas de cualquier estilo, desde el más moderno al más clásico.
 
¿Y el futuro de la cocina?
 
El futuro de la cocina parece girar en torno a dos aspectos: la tecnología, por un lado, y la capacidad de hacer frente a un mundo en continua evolución, por otro.

En efecto, paralelamente a la cocina, los electrodomésticos han conocido una evolución asombrosa: al principio pensados para facilitar o hacer más rápidos los tiempos de cocción, ahora se estudian para sustituir en la medida de lo posible al ser humano en la programación y el desarrollo de las tareas domésticas. Es la época de la Smart Kitchen, de la cocina domótica, en la que los electrodomésticos están conectados entre sí, se comunican y hablan con los dueños de la casa, los cuales, en remoto, tienen el completo control de la puesta en marcha y el funcionamiento de todos los aparatos.
 
Pero la Smart Kitchen es solo una de las respuestas a los cambios el el modo de vivir la casa que requiere cada vez más velocidad y fluidez. El estilo de vida contemporáneo precisa espacios bonitos que se presten a varias funciones de uso y la cocina se convierte en un lugar en que no solo preparar los alimentos, sino también estudiar, trabajar, conversar y recibir a los invitados.
 

Para responder a esta nueva fluidez en el modo de vida, SapienStone ha desarrollado, en colaboración con la empresa española TPB Top Porzelanik Barcelona®, una encimera que incorpora una placa de inducción TPB® integrada, dotada de inductores de última generación y mandos touch control, que hacen el uso de la zona de cocción extremadamente intuitivo y simple. Cuando no se usa para la cocción de alimentos, la encimera puede ser utilizada de diversas maneras: para comer, para trabajar y para desarrollar cualquier actividad que requiera una superficie de apoyo.
Como respuesta a un estilo residencial cada vez más orientado hacia espacios que se mezclan, los elementos del mobiliario deben ejercer funciones diferentes que enlacen ambientes que se relacionan: la encimera de gres porcelánico SapienStone se presta a ser el elemento de decoración perfecto para unir cocina y estar o cocina y estudio, zonas que hoy, a menudo, coexisten en el mismo espacio sin paredes divisorias.
 
En la cocina del futuro, que abraza la evolución tecnológica y funcional y la traduce en un diseño innovador y visionario, las encimeras de SapienStone se presentan como un elemento de solución y síntesis: practicidad de uso y alto impacto estético se unen en un producto tecnológicamente avanzado que se adapta a los nuevos estilos de vida.
 
La Redacción.

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