Las fiestas siempre son una espléndida oportunidad para estar en familia o con los amigos más queridos, para volver a encontrar tiempo y compartir momentos preciosos, para fortalecer las relaciones, los afectos y los vínculos que más nos importan.
En un escenario efervescente de abetos y luces, la mesa tiene una importancia crucial, pues el más significativo espíritu navideño, alegre y festivo, se encuentra precisamente en el compartir.
Esta Navidad 2019 se declina para mí en el signo del contraste. Como escenario para un diseño de mesa con detalles sofisticados pero con una decoración contemporánea y minimalista, he elegido una acogedora superficie de tonos cálidos, con los nudos y las vetas de la madera y con el acabado Rovere Buckskin de SapienStone. A esta encimera esencial y versátil, de sabor vagamente nórdico, he asociado platos y posaplatos extremadamente refinados, en una maravillosa porcelana trabajada en relieve, blanca y dorada.
Los efectos sugestivos y luminosos de los cubiertos de metal se combinan con la decoración elegante y lineal del abedul y otros elementos naturales como piñas y bayas, que componen el centro de mesa confiriendo una imagen medida pero altamente decorativa. Acabados, detalles y pequeños objetos preciosos como los copetes y las bolas de cristal elaborado dibujan escenarios refinados pero no ostentados, lujosos y al mismo tiempo relajados, de alto poder sugestivo.
El mix & match, sabia mezcla de estilos, colores y materiales dentro de un mismo contexto, incluso durante las fiestas, nos ayuda a crear un espacio convivial que se nos asemeja y que habla el idioma de nuestra personalidad. La encimera Rovere Buckskin en este caso resulta indudablemente un elemento determinante para esta combinación.
Existen tres características fundamentales que hacen especial a una mesa: simetría, armonía y sorpresa.
La disposición debe adaptarse a las dimensiones de la mesa teniendo presente que la medida ideal para la comodidad del comensal son los famosos 60 cm. La simetría siempre queda bien. Más allá de que se elija una vajilla bien colorida o monocroma, lo importante es que tenga ritmo, para resultar agradable e inmediata. Y si los invitados son muchos y la vajilla resulta escasa, el truco es amalgamar piezas diferentes con una pizca de astucia para hacer único cada cubierto.
También la luz cumple una función fundamental. Sugiero una iluminación de ambiente basada en varios puntos en la habitación, con diferentes pantallas apoyadas en lugares estratégicos. Pero para calentar el ambiente en un instante nada mejor que la llama vibrante de las velas, ideales por la noche.
La mesa, sobre todo aquella para las ocasiones especiales, debe ser singular y refinada. En mi opinión, existe una única regla para darle estas características: concentrarse en lo esencial haciéndolo totalmente personal.
Espacio para la creatividad y… ¡Feliz Navidad!
